Los conflictos más comunes en Propiedad Horizontal.
Lamentablemente, las disputas entre vecinos son comunes a pesar de la existencia de la Ley de Propiedad Horizontal. Si bien las causas pueden variar según el tamaño de la comunidad, existen algunas que son más habituales. Con esa idea en mente, a continuación veremos cuáles son los conflictos más comunes en la Propiedad Horizontal.
Morosidad en los pagos.
La morosidad constituye uno de los conflictos más comunes en la Propiedad Horizontal. La falta de pago puede crear una diferencia mayor entre la comunidad de vecinos y el moroso.
Cuando ocurren este tipo de situaciones, se puede recurrir a la medida planteada en la LPH, en el artículo 21. Básicamente, se notifica a la comunidad de vecinos de la existencia de la deuda en una reunión y si la Junta está de acuerdo, se emite un documento con el visto bueno del presidente y firmado por el secretario. Dicho documento se le debe enviar al moroso. Si no cumple con sus obligaciones de pago, se puede proceder a la ejecución de embargo. Antes de eso, pudiera oponerse el moroso y, en tal caso, se puede solicitar el embargo preventivo.
En algunas ocasiones se les aplican sanciones a las personas que no pagan como, por ejemplo, no permitirles el acceso a elementos públicos, como el uso del ascensor. Sin embargo, eso puede ser contraproducente, pues podría constituir un delito de coacción. Lo mejor en estos casos es buscar la asesoría de un abogado para obtener el mejor resultado, conforme a derecho.
Ruido: El segundo mayor problema.
Es muy común que en las propiedades horizontales se produzcan muchos ruidos considerados molestos por el resto de la comunidad. Entre estos destaca especialmente el ruido producido por música a un volumen elevado y la construcción o reparación del inmueble. Debido a esto, a menudo hay desacuerdo entre los vecinos. Cabe destacar que cada municipio tiene su propia normativa del ruido que determina los decibelios máximos a cierta hora del día.
Cuando surge este problema, la LPH es específica en cuanto a las medidas que se deben adoptar, en caso que no funcione el diálogo entre los vecinos involucrados y la mediación del presidente. En primer lugar, se debe presentar una queja indicando al causante que cese en la emisión de contaminación acústica. Esto se puede hacer únicamente con la autorización de la junta de vecinos. Es recomendable que se denuncie ante la policía local para que midan y determinen si se están violando las leyes reglamentarias.
Por otro lado, los propietarios son responsables de los ruidos causados por los inquilinos de los inmuebles. En ese caso, el propietario puede rescindir el contrato de arrendamiento por molestias, según la Ley de Ley de Arrendamientos Urbanos. A tal efecto, el contrato deberá contener una cláusula que prevea tales circunstancias.
Uso de áreas comunes.
El uso incorrecto de los espacios de uso común es la última gran causa de conflicto. El uso de estos edificios se rige en general por normas internas en la medida en que lo establezcan la normativa vigente y se apruebe por mayoría de votos. Lamentablemente, la ley impone obligaciones a los propietarios, pero las consecuencias de su incumplimiento no son tan claras e inmediatas. De hecho, la comunidad de propietarios no tiene el poder de imponer sanciones, a menos que el comportamiento viole los reglamentos legales o la normativa vigente.
Es cierto que las áreas públicas como portones, piscinas y ascensores son parte de la propiedad y todos sus residentes tienen derecho a usarlas. Pero también se producen ciertas obligaciones, como contribuir a su mantenimiento. En cualquier caso, debido a las limitaciones de la comunidad en casos como estos, lo mejor es asesorarse con un abogado experto en estos temas.